jueves, 28 de junio de 2012

Las primeras veces que mis labios se rozaron con los suyos

Realmente, no le pido demasiado al amor, lo que pido me parece lo justo y lo que vale la pena para vivir por alguien. Pido que me quieran y que me den el amor que merezco, que me alegren los días con una sonrisilla tonta, que se preocupen por mí cuando estoy mal y por supuesto también cuando estoy bien. Quiero recordar también que pido que no me haga sufrir, ya sé de sobras que el dolor es inevitable, pero también tengo bastante claro que el sufrimiento es opcional. Todos los chicos por los que he sentido han escogido el camino del sufrimiento, por supuesto, demostrando una vez más lo que casi todas las mujeres tenemos bastante claro. Pido que no me haga sufrir, que conserve mis lágrimas para momentos más oportunos en los que yo, solamente yo, pueda decidir si mostrarlas al mundo o no. Pido que me demuestre su amor todos los días de la manera más simple. Pido una sonrisa, una caricia o un beso cada mañana al despertar. Quiero que cuando me bese cada día sienta el cosquilleo de las primeras veces que mis labios se rozaron con los suyos. Pido que el tiempo no pase rápido cuando este con el, pero que yo no me de cuenta de que va tan despacio como siempre. Ya sé que pido mucho, lo sé, pero todo lo que le pido, es lo mismo que le ofrezco.





No hay comentarios:

Publicar un comentario